martes, 8 de mayo de 2012

Conozco a muchas personas que se mueren de ganas por dar caricias... y no saben. Conozco también a algunos que no saben besar. A otros que no pronuncian nunca las palabras imprescindibles, que son siempre las mismas: te necesito, tengo ganas de verte, te quiero mucho, que tengas un día genial, gracias por estar... Hay seres que dicen amar con locura, pero sin embargo, son incapaces de acercarse a la piel de otro, de la otra... de acercarse por detrás de su pelo, de sentir su olor, de cogerle por la cintura y decirle: qué guapa estás hoy. Vivimos en el mundo del disimulo y de la mentira. Hay quien vive eternamente en el silencio. Personas incapaces de expresarse con palabras, o con las manos, o con unos ojos que acerquen y no separen. Vivimos ignorando el valor de las palabras que curan tanto como las benzodiacepinas. Yo quiero que me digan cuánto me quieren, si es que alguien es capaz de querer a una chica como yo. Que me tiren los platos a la cabeza cuando rompo alguna de mis promesas. Quiero que me traten con calor, ahora que el frío es el señor del mundo. Pero sobre todo, quiero que las personas importantes para mi digan y no callen. Me gustan los que mandan mensajes en ocasiones tontas, bromas, canciones, poemas... sé que están pensando en mi, ahora que cada vez pensamos menos en los demás. Sé que me están gritando: 
«Dime, anda... preocúpate tú también por mi».

1 comentario:

  1. Conosco a las que abrasan y dicen amarte, pero al abrazar la piel es fria y las palabras son solo un sonido emitido de sus bocas, en la soledad acompañada, aveces interumpida por una sonrisa de un desconocido al pasar.

    ( lindos textos :D, me alegrastes la mañana )

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